Con la llegada de Stone Ocean, muchos de los fans de la obra de Hirohiko Araki, y lectores del manga, ardíamos en llamas por ver la respuesta del público denominado anime only, así como de nuevos espectadores que se incorporaran a la serie por el escaparate que ofrece Netflix como plataforma. Ha sido una larga espera, debido a la estrategia de publicación de los capítulos por parte del servicio de streaming, cambiando de una estructura de capítulo semanal a tres oleadas de capítulos de forma separada, dividiendo cada ola en los diferentes arcos que comprenden esta parte 6 de JoJo’s Bizarre Adventure.
Así como ocurrió con el final de Vento Aureo, la resolución de Stone Ocean ha poblado los foros y redes sociales de un público confuso respecto a los últimos acontecimientos en los que se ven envueltos el elenco de la prisión de Green Dolphin. Si tenemos en cuenta, además, que las dos siguientes entregas de la saga, Steel Ball Run y JoJolion, comprenden un nuevo universo con personajes alternativos a las partes anteriores (un Jonathan Joestar y un Josuke Higashikata que nada tienen que ver con sus predecesores), la confusión es aún mayor por parte de los recién llegados a la obra.
Si bien es cierto que la complejidad del final de Vento
Aureo era exponencialmente mayor a la de Stone Ocean por su carácter metatextual
y su falta de explicación directa, más allá de su simbología, y que obligaba al
espectador a leer entre líneas lo que su autor pretendía transmitir, esta sexta
parte plantea diferentes cuestiones al seguidor de la serie, que puede resolver
sus dudas a través de dos teorías diferentes.
En este caso, quiero centrarme en el carácter metatextual de la misma, y la forma en la que este aspecto da sentido, no solo al final de Stone Ocean, sino a la obra completa de Araki. Para poder entender la resolución de esta historia que, a todas luces, se podría comprender como un único arco en sí mismo (que va desde la primera parte hasta la sexta, siendo la séptima y la octava un universo diferente), hay que comprender primero que, en JoJo’s, muchos de los personajes son plenamente conscientes de que viven dentro de una obra ficcional (manga o anime, según se mire).
El primero en mostrar esto es Joseph Joestar, cuyo poder se basa en el Deus Ex Machina como recurso narrativo en lugar de como técnica poco ortodoxa. Asimismo, el propio Joseph es capaz de saber las líneas de diálogo de otros personajes, por lo que, hasta cierto punto, conoce el guion de la historia.
Así como el caso de Joseph podría considerarse más especulativo que un hecho firme, es el propio Jotaro, protagonista de la tercera parte y con gran importancia en la sexta, el que durante una situación límite comenta que “no puede morir, porque entonces no habría nadie que pudiera protagonizar la siguiente parte”. Esta misma temporada en su adaptación al anime comprende un opening a modo de ópera en la que la canción habla de un mal antes sellado y solo pudiendo ser derrotado por Star Platinum, el stand de Jotaro, lo que nos lleva a concluir que la serie toma consciencia de sí misma.
Durante el devenir de Vento Aureo, la quinta parte, este mensaje se hace aún más fuerte. Del mismo modo que JoJo’s presenta un carácter intertextual muy marcado, en el que dialoga con otros textos ficcionales (como Aladdin o Cenicienta, entre otros), también son muchas las ocasiones en las que se detiene a dialogar consigo mismo. Durante el camino de Giorno hacia su épica propia de un cantar del medievo, encontramos constantes referencias al destino. Además, es el primer opening de esta temporada, Fighting Gold, el que habla sobre “romper los grilletes del destino” en su propia letra.
Cuando llegamos al Ecuador de la historia, vemos como Bucciarati salva su vida sin ningún motivo. Pese a haber sido asesinado, de forma evidente, por Diavolo, este puede seguir viviendo. No obstante, desde ese momento, el líder de la banda deja de sentir y padecer; las heridas no le causan dolor y los stands enemigos que atacan a los vivos no le afectan de ninguna forma. El propio Bucciarati, así como Giorno cuando se da cuenta de la situación, no comprende el motivo real de su salvación, pero sus síntomas de decadencia física y mental le hacen ver que es tan solo una condición temporal.
Tras su muerte en lo que, en teoría, debería ser el último capítulo de la temporada (habiendo sido derrotado el villano principal y estando todas las tramas subyacentes ya cerradas), Araki decide no acabar ahí la historia. Nos transporta un poco hacia atrás en el pasado, antes de que Giorno entrara en el grupo. Bucciarati y su pandilla intentan resolver un altercado dentro de Nápoles, donde conocen a Scolippi, un hombre con una corona de espinas que porta un stand que predice el destino, Rolling Stones.
Tras el encuentro entre Scolippi y el líder de la pandilla, el stand en forma de piedra del hombre que porta la corona de Jesucristo fija a Bucciarati como víctima del destino, prediciendo su muerte. Al enterarse, este intenta, por todos los medios, destruir la piedra. En el intento, y cuando cree haberlo conseguido, el mármol que antes veía su propia figura esculpida, ahora muestra a dos de sus amigos junto a él.
Tal y como Scolippi asegura, las personas son títeres que no pueden escapar de su destino. Esto es porque el destino en JoJo’s no se trata de otra cosa que el propio Araki. Es el autor el que determina el devenir de sus personajes, y estos no pueden hacer nada para remediarlo. Por este motivo, la muerte de Avdol es inevitable durante la tercera parte, pese a haber escapado de ella en un principio. Asimismo, Bucciarati consigue prolongar su vida rompiendo la roca en un primer lugar, motivo por el que no muere cuando Diavolo atraviesa su cuerpo la primera vez. Sin embargo, el destino de este es inevitable, llevándose consigo a Narancia y Abbacchio como castigo por intentar burlar a la muerte.
Lo que nos lleva a Stone Ocean y el poder de Pucci, Made in Heaven. Cuando el villano principal obtiene el poder para acelerar el tiempo y asesina a todos los protagonistas de la sexta parte menos al pequeño Emporio, estos vuelven, de nuevo, a la prisión donde la temporada comienza. El año en el que se encuentran vuelve a ser 2011, y Emporio cree que han retrocedido en el tiempo.
La realidad, tal y como explica Pucci, es que el universo en JoJo’s es cíclico. Todo está escrito. Al llegar al final de la historia, esta se reinicia y comienza de nuevo, manteniendo intactos los sucesos que acarrean sus personajes. Así, el “cielo” que tanto ansía encontrar Pucci no es otra cosa que la posibilidad de saber el futuro de su propia historia para poder dejar de ser una marioneta del destino, de Araki, como lo fueron Bucciarati y compañía.
Aunque la explicación es algo vaga, también da contexto a los sucesos que ocurrirían en las futuras séptima y octava parte. Pucci habla sobre que “aunque las personas y las situaciones puedan ser diferentes, el resultado siempre será el mismo”. Así, aunque Johnny Joestar en Steel Ball Run sea un personaje diametralmente diferente al Jonathan de la primera parte, ciertas situaciones como la compañía de Zeppeli como maestro o su enfrentamiento con Dio son inamovibles, incluso en universos paralelos. Universos que demuestran su existencia a través del stand de Funny Valentine, que es capaz de extraer al Dio que porta The World, como el original de la tercera.
Aunque las teorías primarias sobre el final de Stone Ocean cuando llegó al manga se centraron en la posible eliminación de la primera parte de la historia de JoJo’s, anulando así cualquier conflicto posible de cara al futuro, la realidad acabó resultando mucho más sencilla. Cuando Emporio mata a Pucci en un universo futuro, modifica el ciclo, borrando al propio sacerdote de la existencia de la serie. Así, Pucci jamás habría conocido a Dio en el pasado, no se hubiera enamorado, y no podría haberse enfrentado a Jolyne durante Stone Ocean.
Del mismo modo, nunca le habría tendido una trampa a nuestra protagonista y esta jamás habría acabado en la cárcel. Esto supone que el universo reiniciado de Stone Ocean es una continuación directa de la tercera parte, estando en el aire si la cuarta y la quinta seguiría existiendo. El hecho es que, a todas luces, el legado de Dio y todo lo que eso conlleva, concluiría con su muerte en la pelea con Jotaro, pues no le habría confiado su hueso a Pucci y la posibilidad de resucitar en forma de stand sería nula.
Es por este motivo por el que, pese a seguir portando la marca de nacimiento de los Joestar, Jolyne deja de recibir este nombre en el nuevo universo. El nombre de la serie, JoJo’s Bizarre Adventure, habla sobre la lucha entre el linaje Joestar y Dio, recibiendo todos aquellos descendientes de la familia el sobrenombre de JoJo, de una manera u otra, por su destino inamovible de luchar, de una forma u otra, con el villano primigenio de la historia.
Habiendo concluido la pelea centenaria entre ambas familias, no hay motivo por el que la hija de Jotaro debiera recibir el sobrenombre de JoJo, ya que su destino no es el heredado por su padre. Es por esta razón por la que Kujo Jolyne pasa a llamarse Kujo Irene, cerrando, de una vez por todas, el ciclo del odio. Por último, el resto de personajes involucrados en esta parte ven su vida afectada incluso antes de haber conocido (según lo escrito en el universo antes del reinicio) a Jolyne, pues el efecto mariposa, símbolo de esta parte y tatuaje de la protagonista, ha cumplido con su cometido.
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